EUCARISTIA
2 DE NOVIEMBRE 2020
HORA: 19
“Todo el que vive en Mi, no morirá jamás”. Jn 11,26
No
llores si me amas…
¡Si
conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si
pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!
¡Si
pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los
campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
¡Si
por un instante pudieras contemplar, como yo,
la
belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
¡Cómo!
¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras
y
no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme;
cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como
ha roto las que a mí me encadenaban,
y
cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu
alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía,
ese
día volverás a ver a aquel que te amaba y que siempre te ama,
y
encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás
a verme, pero transfigurado,
extático
y feliz, no ya esperando la muerte,
sino
avanzando contigo,
que
me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo
con embriaguez a los pies de Dios
un
néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga
tu llanto y no llores si me amas…
Lo
que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La
muerte no es nada.
No
he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo
sigo siendo yo.
Tú
sigues siendo tú.
Lo
que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame
el nombre que siempre me diste.
Háblame
como siempre me hablaste.
No
emplees un tono distinto.
No
adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue
riendo de lo que nos hacía reír juntos.
Reza,
sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que
mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin
énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La
vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por
qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿Sólo
porque estoy fuera de tu vista?
No
estoy lejos… tan solo a la vuelta del camino.
Lo
ves, todo está bien…
Volverás
a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su ternura acendrada.
Enjuga
tus lágrimas y no llores si me amas.
Con
todo mi cariño, con toda tu alegría.
San
Agustín.