En esta ocasión deseo reflexionar
sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a Dios que
se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más
profundos. Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las
relaciones interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de
la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los
protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la
paz. Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta
el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de
nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.
Ser hoy verdaderos discípulos de
Jesús significa también aceptar su propuesta de la no violencia. Esta —como ha
afirmado mi predecesor Benedicto XVI— «es realista, porque tiene en cuenta que
en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se
puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad.
Este “plus” viene de Dios».
PAPA
FRANCISCO, 1 enero 2017, mensaje para la 50
Jornada Mundial de la PAZ