El mes de octubre es el
mes dedicado especialmente a la práctica de piedad universal del rezo del Santo
Rosario. El Papa Francisco, como sus predecesores, tiene una gran devoción al
Santo Rosario. De él ha dejado escrito: «El Rosario es la oración que acompaña
siempre mi vida; es también la oración de los simples y de los santos… es la
oración de mi corazón» […] Muchas veces ha repetido el Papa la invitación a
rezar el Santo Rosario, como la Virgen pidió a Santo Domingo, a los pastorcitos
en Fátima o a Santa Bernardette en Lourdes, prometiendo su protección especial
y grandísimas gracias. «¡El Santo Rosario, la oración a Jesús y a la virgen
María, la oración hecha juntos, es un momento precioso para hacer ahora más
sólida la vida familiar y la amistad! ¡aprendamos a orar más en familia y como
familia!». En el Santo Rosario contemplamos la vida de Jesús y en ella el
fundamento de nuestra vida cristiana. Y esto lo hacemos honrando a María,
acompañando a María en sus latidos como mujer, como esposa, como madre, sobre
todo como madre de Jesús y madre nuestra. La oración del Rosario en común, en
familia, es mucho más bello, pues esa oración afianza los lazos estrechos del
amor familiar, serena, anima, diluye todo cuanto pueda haber de roces o
dificultades entre los que rezan unidos. El Santo Rosario transmite, comunica,
una determinada energía de paz y de concordia entre aquellos que lo rezan con
devoción. […] Que el mes de octubre sea un mes marcado por una vivencia
profunda y comprometida de esta práctica de piedad en nuestros hogares y
comunidades.
Tomado de: https://url2.cl/dWZzL