¿Por qué el
cristiano no tiene derecho a decir que es huérfano?
María, primero,
es Madre. No se puede concebir ningún otro título de María que no sea “la
Madre”. Ella es Madre porque engendra a Jesús y nos ayuda con la fuerza del
Espíritu Santo a que Jesús nazca y crezca en nosotros.
Es la que
continuamente nos está dando vida. Es Madre de la Iglesia. Es maternidad. No
tenemos derecho, y si lo hacemos estamos equivocados, a tener psicología de
huérfanos. O sea, el cristiano no tiene derecho “a ser huérfano”. Tiene Madre.
Tenemos Madre. Un anciano predicador con mucha “chispa”, hablando con estos de
psicología de huérfanos terminó su sermón diciendo: “¡Bueno y el que no quiera
a María como Madre la va a tener como suegra!”. Madre.
Es Madre no sólo
porque nos da la vida sino también porque nos educa en la fe.
Hoy los ojos de
la Iglesia se vuelven a ella, para aprender, con estremecimiento y humildad
agradecida, cómo se espera y cómo se prepara la venida del Emmanuel: del Dios
con nosotros. Más aún, para aprender también cómo se da al mundo el Salvador.