Nuestra Señora al fundador de las
Siervas de María le dijo que durante un tiempo los demonios estarían sueltos
pero que Ella, por la Gracia de su Santísimo Hijo ya los había vencido, pero
que a pesar de ello era necesario pedir Su Intercesión para que los demonios no
causen tantos estragos y le dio a conocer la siguiente oración:
« ¡Augusta Reina de los Cielos y
Ama Soberana de los Ángeles! Vos que habéis recibido de Dios el poder de
aplastar la cabeza del dragón infernal, os pedimos humildemente que enviéis las
legiones celestiales para que bajo vuestras órdenes, persigan a los espíritus
malignos, los combatan por todas partes, repriman su audacia y los
precipiten al abismo.
¿Quién como Dios? - ¡Nadie como Dios! ¡Oh Buena y tierna Madre! Vos seréis
siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre!, enviad los Santos
Ángeles para defendernos y rechazar muy lejos de nosotros el enemigo
cruel. ¡Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos, protegednos!»
El Papa S. Pio X concedió 300 días de Indulgencia cada vez que se rezase.
Buen plan para empezar el curso.